1º Comenzaría lanzándoles una
pregunta al grupo-aula.
2º Tras hacer una lluvia de ideas
con las respuestas de todo el alumnado, les explicaría que todos somos
diferentes, pero no por ello hay personas mejores ni peores que otras. Además,
iríamos diciendo cada uno una característica propia que nos definiese, por ejemplo:
hablador, inquieto, nervioso, estudioso, amable…
3º Después de analizar las
características de la actividad anterior y comprobar que todos somos distintos,
veríamos un video llamado “El cazo de Lorenzo”.
4º Con el visionado del video,
pretendemos conseguir que el alumnado se de cuenta que todos tenemos un “cazo”
que nos acompaña y que representa nuestras dificultades en el día a día. Estas
dificultades no deben ser un hándicap para avanzar, sino todo lo contrario,
debemos saber cuáles son nuestras dificultades para poder poner remedio.
Los "cazos" de cada persona son distintos y no debemos caer en el fallo de reirnos de las dificultades de los demás. Por ello, antes de mirar los fallos de los otros, debemos mirarnos a nosotros mismos y valorar nuestras propias dificultades.
Los "cazos" de cada persona son distintos y no debemos caer en el fallo de reirnos de las dificultades de los demás. Por ello, antes de mirar los fallos de los otros, debemos mirarnos a nosotros mismos y valorar nuestras propias dificultades.
5º Luego, pondría de ejemplo al alumno que presenta TDAH. Lo colocaría en el centro de la clase y destacaría sus cualidades positivas, con el fin de que todos sus compañeros/as se den cuenta que cada uno de ellos son especiales y deben ser tratados como tal.
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